sábado, 27 de diciembre de 2008
Aeropuertos del 2010 (parte II)
Veo a la gente pasar por el detector de metales: los malditos con la misma falta de suerte que yo resoplan con cansancio. Detengo mi atención sobre un hombre moreno que me recuerda a la foto de un terrorista que se encuentra en uno de los varios carteles de “Los más buscados por INTERPOL”, que empapelan el aeropuerto entero. Me pregunto si, dado mi condición de sospechosa, estoy apta para decir algo al respecto. Miro por encima de mi hombro a la señora que ya está llegando a mis pantorrillas y me imagino su cara de sorna si le dijera que acabo de ver a un presunto miembro de Al Qaeda pasar inadvertido por el detector de metales.
lunes, 22 de diciembre de 2008
Aeropuertos del 2010 (parte I)
Things will never be the same.
That’s just the way it is.
(2Pac)
Biiip biiip biiip biiip biiip biiip biiiiip, suena el detector de metales.
-Please step to the side, ma’am.
-Yes, yes.
Veo que mis bolsos de mano, mi abrigo y mi pasaporte pasan por el escanner en sus recipientes de plástico rojo, sin crear alarma. El escándalo lo hago yo cuando paso por el detector de metales.
Pienso: hoy no me puse cinturón, me saqué los anillos y la cadenita que uso siempre y los dejé en el bolsillito de la cartera. En los pies tengo botas de cuero con suela de goma. Nada para sonar.
Tomándome del brazo como hacía mi padre cuando lo cansaba con mis caprichos, me aparta una mujer enorme. La deben haber elegido especialmente para este puesto por el tamaño intimidante que tiene. La miro y con un gruñido me indica que abra los brazos y las piernas. Traza el contorno de mi cuerpo con un aparatito que suena sin parar, como una alarma que advierte la llegada del enemigo. Empiezo a transpirar y pienso que es peor, que parezco culpable de algo. La mujer me está mirando con el ceño fruncido; parece que piensa. No se le escapa nada. Ni nadie, me inquieto. Trata de ubicarme dentro de alguna categoría de grupo humano amenazante a la vida pacífica del aeropuerto. Talibana, probablemente no; no doy el tipo. Tal vez sea narcotraficante; eso sí, no por nada soy sudamericana.
domingo, 14 de diciembre de 2008
La crisis financiera (parte II)
De acuerdo con fuentes fidedignas, el Sr. Arbusto durmió mal esa noche, y soñó que lo perseguían cosas parecidas a los pieles rojas del norte, “but not quite.” La angustiante pesadilla llegó a su fin en el momento en el que iba a ser atrapado y se disponían a lanzarlo dentro del caldero de agua hirviendo.
El lunes por la mañana, el Sr. Arbusto fue agasajado en el Jardín Japonés por el comité de recepción japonesa para norteamericanos. Bebió media taza de té verde por cortesía y podó dos ramitas de un bonsai en preparación. Construyó un origami con forma de estrella, pero las puntas quedaron mal. Rió un poco y salieron a dar un paseo por los puentes de madera que atraviesan el lago artificial de dicho recinto. El sábado y el domingo había llovido, de manera que el piso se encontraba resbaloso. Sin escuchar a los pedidos de precaución de sus asesores, el Sr. Arbusto se sentía fuerte y ágil, y se asomó por encima de todos los puentes y alimentó las carpas que, a raíz del poco público que había visitado el Jardín Japonés durante el fin de semana de lluvias, no habían comido nada en bastante tiempo.
La crisis financiera comenzó en el preciso momento en el que el Sr Arbusto intentaba cruzar una cascada que desembocaba en el lago: dio un paso en falso y rodó por las piedras hasta caer en el agua profunda. Todas las carpas del lago llegaron a él en menos de medio minuto y se lo comieron íntegro. Tanto así que no se pudo rescatar ni siquiera la ropa. Y así, queridos lectores, es como comenzó la crisis financiera de los Estados Unidos de Norteamérica.
sábado, 6 de diciembre de 2008
¿Quién dijo que la crisis financiera de EEUU es por un tema inmobiliario? THE TRUE STORY
Hace quince días, tras una breve visita del Presidente de la Nación al país del norte, y una reunión de temario secreto con el Sr. Arbusto de por medio, el Presidente de la Nación no sólo gestionó un posible crédito multimillonario, sino que logró convencer al Sr. Arbusto de pisar el suelo argentino. A pesar del malestar que le producía la idea de contagiarse de los salvajes generadores de riesgo país, el Sr. Arbusto llegó el domingo por la mañana a la Argentina.
lunes, 1 de diciembre de 2008
Espera
lunes, 24 de noviembre de 2008
Mala idea (parte VIII - última)
Y escuchamos las risas. Pero no eran sólo las de mi roommate, sino que había otras, más agudas y menos humanas. Nosotros nos callamos. Nos invadió el miedo y dejamos de golpear. Las risas también se fueron apagando y nosotros nos mirábamos con los ojos enormes, con los brazos y las piernas livianas. Volvimos a sentarnos en los lugares de donde habíamos salido. El quinto invitado nos preguntó que qué pasaba, que porqué teníamos cara de situación. Le expliqué con mucha delicadeza que mi roommate nos había encerrado en la cocina, que ahora estaba afuera con los gatos, riéndose de nosotros y sin intenciones de abrir. Todos me miraban desconcertados y el quinto me preguntó:
-¿Quién es tu roommate?
Sentí que iba perdiendo el color de la cara, que dejaba de saber si lo que había dicho era cierto y que ya no conocía a esas personas que estaban en mi cocina. Caminé a la puerta y tras apoyar la oreja en la puerta, le pedí amablemente al roommate que me abriera. Volví a escuchar varias risas. Miré hacia atrás y vi a cinco personas sonreir. Le grité a mi roommate que si no me abría en ese preciso instante lo dejaría en la calle, lo denunciaría a la policía y lo mataría. Explotaron las risas de uno y le otro lado de la puerta. Cerré los ojos y me arrodillé en el piso llorando. Apoyé por última vez la oreja sobre la puerta, y esta vez sólo escuché a los gatos afilándose las uñas en los sofás del living.
viernes, 14 de noviembre de 2008
Mala idea (parte VI)
viernes, 7 de noviembre de 2008
Mala Idea (parte V)
Nos pasamos la primer hora bebiendo y conversando. La segunda hora empezaba a correr y comencé a sentir los efectos del ácido en los brazos y las piernas. Las sentía ligeritas y flexibles como la goma. Qué bien, qué bien. Me estiraba como desperezándome y podía sentir que me acercaba al techo y lo rozaba. Seguí tomando vino, que era como un líquido de terciopelo que suavizaba todo lo que tenía para decir. Los invitados dos y cuatro conversaban sobre música mientras no tenían éxito en la empresa de buscar una estación de radio que no tuviera interferencia; el invitado cinco leía los imanes de la heladera y se reía solo; el invitado tres trataba de convencer al uno sobre la indispensabilidad de que éste le diera un masaje en los pies. El roommate seguía recostado contra la pared del fondo, sumergiéndose en las penumbras a medida que avanzaba la tarde y se acercaba la noche.
viernes, 31 de octubre de 2008
Mala idea (parte III)
A los quince minutos llegaron los invitados dos y tres, con sus respectivos gatos –Hölderlin y Matute- metidos dentro de dos mochilas que habían usado sus dueños para un viaje al norte el verano anterior. Pasaron y liberaron los gatos a su suerte en el living, donde Mantequilla y Presidente se mantenían a una prudente distancia. Los humanos nos metimos en la cocina donde esperaba el agua en su punto justo. Yo seguí tomando vino, y el invitado tres me acompañó.
-Es sábado, che.
sábado, 25 de octubre de 2008
pequeña entrada al diario de una adolescente de 15 años
uajjjj
viernes, 17 de octubre de 2008
theory -rrruuuummm rrrruuuum
rrruuuummm rrrruuuum
viernes, 10 de octubre de 2008
Mala idea (parte 2)
-Habíamos dicho que les cortaríamos las uñas.
-Se me olvidó, disculpá. Ahora se las corto. Ayudame a sacarlo del auto.
Entre los dos lo sacamos, uña por uña, y entramos a casa. Mantequilla y Presidente no se vieron de inmediato, pero cuando lo hicieron se pudo palpar un cierto aumento en la densidad ambiental. Estábamos en la cocina y salimos al living: los vimos erizados, agazapados y sin sacarse la mirada de encima. Al verme crispada por los nervios, el primer invitado me sirvió una copa de vino y me dijo:
-Se están midiendo. Dejalos.
Volvimos a la cocina.
lunes, 6 de octubre de 2008
True Love Waits - Carta Abierta a Roger Federer
To have you be in peace (…)
I'm not living
I'm just killing time (…)
And true love waits
(Radiohead)
Carta Abierta a Roger Federer
Dear Roger,
First of all, let me say I was so happy to watch you win the last US Open in the United States of America. I was so worried about that competition, because I felt that if you lost, maybe you would have fallen into a depression and you would have left the courts for good - glad you didn´t! =)
Anyway, having said that, I just wanted to tell you that I am your biggest fan. I watched every game you played since 2004, and I have already downloaded every previous match. You are such an inspiration in my life: I started playing tennis two years ago and I am actually getting better at it - that´s what my teacher tells me. I think he is hitting on me and is worried I might stop playing if I don´t improve - but I won´t. My dream is that someday I will bump into you somewhere… I figured that playing tennis would get me closer to you. Besides, in this way I can feel the way you feel whenever I watch you play - I can practice all of the moves you make, which I study closely and in show motion. ;)
Also, I have been studying swiss german with a guy from Basel that is living here in Argentina due to the fact that he is such a tango fanatic. I wonder if you like tango… I dream about us dancing together in a milonga. This guy was also hitting on me, and I must confess I have been weak. The thing is, whenever I close my eyes and just listen to him speak, I imagine he is you and things get out of hand. However, I feel bad about this later, as if I was betraying you. :(
I love the way your hair moves, the way you smile, your seriousness, your body, the way you speak, your good nature - I can tell you have a good nature by the way you treat your opponents within the courts.
What I don´t love is your girlfriend. How come you have a girlfriend? I can tell, she doesn´t deserve you. You are far too much for her - for anyone really. However, I am certain about the fact that I could really make you happy. I would do anything for you.
Please don´t take this letter the wrong way: I just wanted you to know that there are people who are far away from you that love you, that hope the best for you, that feel your life as their own: your success is my joy, your happiness means everything to me now.
I hope you´ll read this sometime.
I hope I get to meet you sometime.
I wonder if you would leave your girlfriend for me.
I send you all my true love.
I feel truly yours.
Ich umarme und küsse Dich!
Mit heißen Liebesgrüßen aus Buenos Aires,
Deine Luz.
[Special thanks to Florian A. the crazy german translator from Rio!]
domingo, 5 de octubre de 2008
lunes, 29 de septiembre de 2008
Mala idea
Mandé mails, hice llamados, y en menos de una hora todo estaba arreglado: ese sábado nos juntaríamos para festejar la liberación gatuna. Todos estábamos emocionados por el gran gesto que hacíamos hacia nuestras fieles mascotas. Además, qué alegría nos dio pensar que tendríamos un fin de semana lisérgico.
martes, 23 de septiembre de 2008
sábado, 20 de septiembre de 2008
Tengo una novia norteamericana - última parte
Poco inspirado como para seguir produciendo conocimiento, se pone a hacer la página de bibliografía. Toma la pila de libros que usó y anota, uno por uno, los autores: Franz Kafka, Reiner María Rilke, Virginia Woolf y Jean Paul Sartre. Se dice a sí mismo que la UCLA es una muy buena universidad, que debe aprovechar este tiempo de estudio en el extranjero, que sólo falta un año y medio para terminar.
lunes, 15 de septiembre de 2008
Tengo una novia norteamericana - parte 5
Pero no va a traerse a la vieja porque qué va a hacer la mamá de Matias sola en Los Angeles, sin saber inglés, sin un auto para moverse de un lugar a otro.
Matias mira a su alrededor: vive con Anna en un departamentito chico, pero simpático. Es caro para los metros cuadrados que tiene, pero entre los dos lo pueden pagar. Ella trabaja en un mall medio día, y estudia en un community college porque todavía no sabe qué quiere hacer. Llegó a Los Ángeles persiguiendo el sueño americano de todas las adolescentes del sur: devenir actriz en California, vivir la vida entre fiestas, alfombras rojas, vestida bajo el dulce manto del último grito de la moda. Tanto así que Matias tuvo que sacudirle un poco la cabeza para que se concentrara un poco más y pensara realmente qué quería de su vida. Él siempre se pone como ejemplo: está cursando su primer año de maestría en Comparative Literature. Cuando ella le pregunta y con eso qué piensa hacer, le responde lanzándole el discurso de la academia, la literatura como catalizador de la historia, la importancia de los eruditos, de los proyectos de investigación, y al final no termina diciendo nada, pero a ella la satisface y se deja convencer por un tiempo. Anna piensa que quizás sea una buena idea inscribirse en alguna universidad donde haya materias relacionadas con la ecología, tal vez hacer un undergraduate con major en biología marina – ya que están tan cerquita del mar.
miércoles, 10 de septiembre de 2008
Tengo una novia norteamericana - parte 4
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Tengo una novia norteamericana - parte 2
Matias deja de escribir y suspira un poco molesto.
-Baaaaaby???
-Yes, Anna, I’m in the study.
-Ohhh, sorry, sweetheart, I didn’t know you were working, I was so absorbed with this TV show... it said the world is virtually dying, you know? Dying, for crying out loud. Experts say the earth won’t endure more than a hundred years, but Al Gore is more pessimistic: he believes the great catastrophes will begin soon – say, fifty, fifty five years, not more. God, what have we come to?
-Mmmmhmm.
Matias intuye más de lo que entiende cuando Anna le habla a esa velocidad, y con esa tonadita sureña que lo sedujo por su inocencia un año atrás cuando se veían por primera vez .
-Oh, sorry, babe. I totally interrupted into you. Oh my gosh, I am sooo sorry.
-It’s ok, darling. I was about to take a break anyway. What are you up to?
-I am meeting up with Lorna to grab a bite. Care to join us?
Matias espera haber entendido mal y le pregunta que qué van a hacer.
-Grab–a–bite. Eat something, you know. Chit chat a bit. I am feeling so strange after that TV show... I could really use some fresh air.
sábado, 30 de agosto de 2008
Tengo una novia norteamericana - parte 3
-Not really, but, you know, I like to nibble something whenever I have a coffee. Besides those pastries look so good and I feel they just stare at me. I can’t resist them.
-Well, ok, go ahead.
-You sure you don’t want anything? You could drink a tea or a diet coke or something. You don’t really have to eat anything.
-I know, I know. I think I’ll just stay in and try to finish this. Thank you, though. Say hi to Lorna for me.
-I will. In case you get hungry or nervous or whatever, there are some leftovers from last night’s dinner in the fridge. And some candy I bought in the doctor’s waiting room yesterday afternoon.
-Ok, thanks. Bye.
-Bye, baby, have fun!
-You too, you too.
Clac. Se cierra la puerta. Clip clop clip clop hacen los zapatos de Anna alejándose del departamento por el pasillo que la lleva a la puerta que da a la calle.
domingo, 24 de agosto de 2008
Tengo una novia norteamericana - parte 1
viernes, 15 de agosto de 2008
¿Quién dijo que el tenismo no existe?
Hasta ahí, todo igual a lo que es mejor conocido como tenis.
En el tenismo, el jugador se llama tenísimo. Las raquetas son de goma azul furioso para que se vean bien. El juego consiste en comprobar el que tiene mayor destreza en el arte de evadir: la pelotita tiene un motor que la hace volar por toda la cancha, rastreando el calor de los cuerpos, y los jugadores deben evitar que ella los toque. Se pueden defender con las raquetas y utilizarlas para enviar la pelotita en dirección del contrincante, pero nunca pueden pasar del otro lado de la red - a menos de que pasen por debajo de ella al mismo tiempo, intercambiando lados espontáneamente.
El primero en ser tocado tres veces por la pelotita es el perdedor.
La pelotita puede tomar velocidades descomunales y, al entrar en contacto con los cuerpos, puede causar graves heridas.
Los partidos son esporádicos y suelen ser presenciados por multitudes. En la tribuna no hay rejas que protejan a los espectadores, posibilitando eventuales pelotazos que los hieran también. Tras una encuesta, se ha detectado que los estadios se siguen llenando porque la batalla desesperada es un gran entretenimiento. Y porque la posibilidad de ser parte del juego es "apasionante."
Este juego es muy popular en China, especialmente entre los presos condenados a muerte que buscan ser trasladados a un hospital para escapar.
Ese es el tenismo, señoras y señores.
viernes, 1 de agosto de 2008
Evatest - ultimo capitulo
Apoyó el test boca arriba en la mesada y terminó de hacer pis. Se subió los pantalones y miró el reloj: debía dejar pasar 4 minutos. Regresó a su habitación para intentar recordar aquello que sentía haber olvidado. Estuvo parada, inmóvil, por al menos cinco minutos, tiempo más que suficiente para conocer el resultado del test. Volvió a mirar su reloj y desanduvo los pasos hasta el baño. Al levantar el test se dio cuenta de que el murmullo en los ovarios se había desintegrado. El test daba positivo. "Puta madre", pensó. Lo metió en la cajita y la tiró al tacho de basura. Se vistió con la ropa que acostumbraba usar para ir la oficina, se puso zapatos chatos y salió sin tomar café.
Durante la tarde canceló la cita que había arreglado con su jefe. Regresó a su casa y, luego de cenar, con una taza de té verde en la mano, regresó al tacho de basura, sacó la cajita con el test, y, por si al caso, volvió a mirar el resultado para comprobar si en efecto era el mismo que el de la mañana.
lunes, 28 de julio de 2008
Evatest vol 3
Esa noche tenía una cena con amigas y mientras se dirigía al lugar acordado decidió no tomar alcohol, por si al caso. Al llegar, sus amigas estaban allí y habían ordenado vino caliente. "Porque en el menú dice que cura todo, literalmente". Tomó asiento, probó un poco del vino de su vecina y ordenó una copa.
Por la noche, ya metida en la cama, tuvo miedo de olvidar el test la mañana siugiente. Barajó la posibilidad de levantarse, llevar la cajita que contenía el test al baño y colocarlo sobre la tapa del inodoro, pero le daba frío y ya estaba tan cómoda.
El murmullo se confundió con los sueños que tuvo esa noche. Era un manto celeste que la rodeaba a ella mientras perdía grandes cantidades de sangre y pedacitos de un bebé minúsculo con la cara de uno de los hijos de su jefe.
El test fue en lo primero que pensó cuando sonó el despertador y se dirigió al baño con lentitud. No temía, pero se sentía inquieta, y quería recordar con exactitud aquel ultimo momento de incertidumbre. Tomó la cajita, la abrió con cuidado para no estropear el test, leyó las instrucciones tres veces, se sentó en el inodoro con los pantalones del pijama en los tobillos y le hizo pis a la lengüeta por más segundos del tiempo indicado en el envase, por si al caso.
Sintió que algo faltaba.martes, 22 de julio de 2008
Evatest vol 2
Así pasó diez días y la menstruación no llegaba. Calculó cuánto retraso tenía y concluyó que no podía ser otra cosa que un bebe que no sabía de quién podría ser. Dudaba que fuera del jefe porque era con quien más obsesivos se ponían: él tenía su familia constituida y desde el inicio del amorío habían definido el propósito de sus encuentros como pura y exclusivamente pasionales e intrascendentes. Entonces de quién, no sabía. Había estado con diferentes hombres en los últimos dos meses, pero no recordaba fallas o irregularidades.
Compró un test de embarazo en la primera farmacia que vio. Le costó decidir cuál comprar porque habían varios tipos de diferentes precios. Pensó que compraría el más caro porque si bien no significaba nada, por algún motivo le daba más seguridad. Tenía que hacer pis sobre una lengüeta y esperar, pero el pis debía ser de por lo menos tres horas previas de retención. Durante el día tenía el hábito de ir al baño una vez por hora de modo que se lo haría la mañana siguiente. El resto de la jornada transcurrió con normalidad, con el murmullo interno que le recordaba que tenía un test de embarazo dentro de la cartera.
jueves, 10 de julio de 2008
Evatest
Hacía una semana le molestaba la zona de los ovarios, pero no era tan raro pues se acercaba la época de menstruar. Su periodo duraba varios días y con mucho dolor, tanto que a veces no podía levantarse de la cama para ir a trabajar. Era una suerte que el jefe y ella tuvieran una intimidad clandestina porque cualquier otro la hubiera despedido de inmediato. Él temía que estos privilegios lo delataran, pero siempre daba el brazo a torcer: la había visto en una ocasión durante esos días y había comprendido que no se trataba de una exageración femenina. Ni una alta dosis de ibuprofeno le hacía efecto: sólo podía acostarse boca arriba y rogar porque todo terminara pronto.
En realidad, este tipo de molestias sólo era un poco raro porque no se deformaban hasta convertirse en las puntadas usuales. Más bien era un murmullo tibio interno que parecía enroscarle los tubos de Falopio.
sábado, 28 de junio de 2008
¿Y entonces? the true reason why
por qué
por qué
por
qué
por
qué
no cambia de una vez?
Porque todavía siente unas cuantas obstrucciones.
En lugar de dirigirse al lugar que le habían indicado, da media vuelta, se sube al auto y se aleja a mediana velocidad para regresar a su casa.
domingo, 22 de junio de 2008
El pasado
Pero comprendió que justificarse a través de terceros y del pasado es darse demasiada importancia.
lunes, 16 de junio de 2008
pancita de mentira
jueves, 5 de junio de 2008
Castaneda vs. Marx
Y derepente me pregunto si eso está tan mal.
domingo, 18 de mayo de 2008
A que no saben de quién eran (los libros)>
Agarro mis cosas y, sin haber visto la pantalla, tengo que volver a empujar a la gente para bajar. Me pasé una parada y tengo mochila medio abierta. Verifico que no se me haya caído la billetera, empiezo a caminar y alterno, cada cincuenta metros, el brazo que lleva el bolso con los libros. Hago una parada estratégica en un kiosco para comprar chicles de menta y descansar dos minutos, y al sacar la billetera veo el celular y busco la llamada perdida: es de mi profesor. Escucho el mensaje con el vuelto en la mano y el bolso entre las piernas. Quiere saber si voy a ir a dejarle los libros y si voy a quedarme a comer. A pesar del frío siento las axilas húmedas. Guardo el vuelto en un bolsillo trasero del pantalón, me meto un chicle en la boca y, con el bolso colgando del hombro derecho, camino la última cuadra y media sin parar.
jueves, 8 de mayo de 2008
los libros (cont.)
-Es acá, piba.
sábado, 3 de mayo de 2008
Los libros
-Buenas. Noventa, por favor.
Saco el boleto, avanzo con el envión del colectivo que arranca y a los pocos pasos debo detenerme por la cantidad de gente. Aprovecho para revisar que no olvido nada. Cuando bajan algunos, sigo hasta llegar al fondo con la esperanza de que alguien me ceda el asiento. Podría decir que estoy embarazada: a los tres o cuatro meses no se nota, y menos con la cantidad de ropa que llevo puesta. Pero hacer algo así me daría pudor. Dejo el bolso ente mis piernas y tomo el caño que pasa sobre mi cabeza. La mochila también pesa, pero prefiero tenerla colgada para no maniobrar. Debo andar a medio comino. A pesar de que a esta hora ya no se ve casi nada, conozco el viaje y no es largo. Ya hice este recorrido varias veces, con la diferencia de que hoy está oscuro. Además, llevo mucho peso: veinte libros para devolver.
miércoles, 30 de abril de 2008
Ah!
domingo, 27 de abril de 2008
Olivia y la abuela bajo tierra
El año en que sus padres no llegaron a cubrir la cuota requerida por el Sr. Olegario, Olivia decidió que defendería la parcela subterránea de la abuela: aquel lugar no podía ser drenado o vaciado pues, considerando la cantidad de años que habían pasado desde el fallecimiento, esos metros cuadrados eran lo único que permitían evocarla. Instaló una carpa sobre la tumba para que la tierra que ya había allí no se gastara tan pronto – tal vez podrían comprar tierra cada dos o tres meses y mantener el lugar con lo mínimo indispensable.
domingo, 20 de abril de 2008
La tierra del cementerio
Olivia vivía en una región donde escaseaba la tierra y llovía demasiado. Los problemas que existían por falta de tierra ya se habían resuelto de alguno u otro modo, pero quedaba uno: el cementerio. La falta de tierra era una relativa novedad ya que había comenzado a hacerse notar veinte años antes, cuando ella recién nacía. La lluvia había comenzado a aumentar un poco antes de esa época, drenando la tierra, poco a poco, por algún lugar de las zonas bajas. Olivia sólo conocía aquel clima húmedo y las calles mojadas: siempre vestía botas de goma y llevaba un paraguas para cuando se desataba el temporal. Cuando el sol se dejaba ver en algún intervalo entre nubes, Olivia sentía que ardía su cara y abría el paraguas de nuevo.
La abuela había vivido hasta los ochenta y tres, dos meses después del décimo cumpleaños de su nieta. A partir de la muerte, Olivia y su madre irían rigurosamente cada mes al cementerio a limpiar la tumba, llevar flores y, tal vez, si las precipitaciones lo permitían, conversar entre las tres.
Para el momento del funeral, la tierra era escasa y cada vez más costosa. Aún así, se había conseguido la cantidad necesaria para un entierro digno. “Pero van a tener que seguir pagando si no quieren que en el futuro le de frío en los huesos a la abuela” había dicho como relamiéndose con dinero en los ojos el Sr. Olegario, viejo cuidador del cementerio.
viernes, 11 de abril de 2008
domingo, 23 de marzo de 2008
Baile de gloria Bichochán
Une las manos frente a la parte alta de su panza. Al estirar los brazos hacia abajo, flexiona la rodilla, levanta el pie derecho y da una pequeña patada al aire. En ese preciso momento la apoya en el piso, sube los brazos a la parte alta de la panza y repite el movimiento con la pierna izquierda.
Una vez que tiene el baile bien aprendido, lo ejecuta a velocidades inauditas, contagiando el ambiente con confusión y, de vez en cuando, alguna caída.
domingo, 16 de marzo de 2008
a pedido del público, Martinita is back!
Volvió a su casa en taxi; lloraba con desconsuelo tanto por el rechazo como por los cortes que se había hecho en las manos con los vidrios rotos. No sólo le dolían y la manchaban con sangre caliente sino que se agregaban a las marcas poco delicadas que ya tenía en la cara. En el delirio del llanto barajó la posibilidad de aumentar cuarenta kilos de peso, hacerse una cirugía para que le implantaran un cuerno en el medio de la frente, perforarse algún agujero en las mejillas. Mientras agarraba y sacudía con fuerza el asiento del conductor se preguntó en voz alta si eso sería suficiente para recuperar alguna parte de los perdido.
-No lo sé, señorita. Tranquilícese, por favor. Y por el amor de dios, trate de no desparramar más sangre por mis asientos que la limpieza está carísima.
lunes, 18 de febrero de 2008
Puta Mierda
Llegó a un cruce en el cual debía doblar a la derecha. Se detuvo un instante para investigar un poco la cuadra por la que andaría para llegar al estudio de Aníbal. No la atrajo en absoluto, pero recordó que las cosas ya no eran lo mismo, que debía aceptar que ya no necesariamente serían como ella hubiera querido. Avanzó observando las baldosas rotas que pisaba, asegurándose de no tropezar o doblarse un tobillo. No habían árboles en los cuadrados de tierra seca que había a los lados de la acera y que en algún momento habrían sido macetones. La fachada de los edificios estaba sucia y descuidada. Al empezar a hacer carne una gran contradicción que la hizo proferir una seguidilla de puteadas sinceras, se encontró con el número del lugar que había estado buscando.
-Puta mierda.sábado, 2 de febrero de 2008
La sentada hippie que no dio resultado
Durante el primer año de ausencia se especuló mucho. Algunos diarios decían que la Musa había muerto; otros, que se había enamorado. El Ministro de Cultura de la Nación, preocupado por un recorte presupuestario en su área, organizó una vigilia frente a la casa de La Musa. Cortaron la calle por seis meses, con gigantes carpas blancas donde se reproducían escenas que intentaban ser similares a las típicamente norteamericanas de los años sesenta. Se les fue la mano en la conmoción de la nostalgia por el pasado: volvieron a las guitarras criollas, las margaritas en el pelo, hombres y mujeres y niños con ojos semi-cerrados, los dedos en V, contoneando los cuerpos al ritmo de la música. Durante el día pintaban carteles cada vez más grandes que tapaban la vista desde la casa de las Madres, incluso si intentaban asomarse desde el segundo piso.
Ninguna de las mujeres se atrevió a salir por un largo período de tiempo.