lunes, 28 de julio de 2008

Evatest vol 3

Esa noche tenía una cena con amigas y mientras se dirigía al lugar acordado decidió no tomar alcohol, por si al caso. Al llegar, sus amigas estaban allí y habían ordenado vino caliente. "Porque en el menú dice que cura todo, literalmente". Tomó asiento, probó un poco del vino de su vecina y ordenó una copa.

Por la noche, ya metida en la cama, tuvo miedo de olvidar el test la mañana siugiente. Barajó la posibilidad de levantarse, llevar la cajita que contenía el test al baño y colocarlo sobre la tapa del inodoro, pero le daba frío y ya estaba tan cómoda.

El murmullo se confundió con los sueños que tuvo esa noche. Era un manto celeste que la rodeaba a ella mientras perdía grandes cantidades de sangre y pedacitos de un bebé minúsculo con la cara de uno de los hijos de su jefe.

El test fue en lo primero que pensó cuando sonó el despertador y se dirigió al baño con lentitud. No temía, pero se sentía inquieta, y quería recordar con exactitud aquel ultimo momento de incertidumbre. Tomó la cajita, la abrió con cuidado para no estropear el test, leyó las instrucciones tres veces, se sentó en el inodoro con los pantalones del pijama en los tobillos y le hizo pis a la lengüeta por más segundos del tiempo indicado en el envase, por si al caso.

Sintió que algo faltaba.

martes, 22 de julio de 2008

Evatest vol 2

Así pasó diez días y la menstruación no llegaba. Calculó cuánto retraso tenía y concluyó que no podía ser otra cosa que un bebe que no sabía de quién podría ser. Dudaba que fuera del jefe porque era con quien más obsesivos se ponían: él tenía su familia constituida y desde el inicio del amorío habían definido el propósito de sus encuentros como pura y exclusivamente pasionales e intrascendentes. Entonces de quién, no sabía. Había estado con diferentes hombres en los últimos dos meses, pero no recordaba fallas o irregularidades.

Compró un test de embarazo en la primera farmacia que vio. Le costó decidir cuál comprar porque habían varios tipos de diferentes precios. Pensó que compraría el más caro porque si bien no significaba nada, por algún motivo le daba más seguridad. Tenía que hacer pis sobre una lengüeta y esperar, pero el pis debía ser de por lo menos tres horas previas de retención. Durante el día tenía el hábito de ir al baño una vez por hora de modo que se lo haría la mañana siguiente. El resto de la jornada transcurrió con normalidad, con el murmullo interno que le recordaba que tenía un test de embarazo dentro de la cartera.

jueves, 10 de julio de 2008

Evatest

Hacía una semana le molestaba la zona de los ovarios, pero no era tan raro pues se acercaba la época de menstruar. Su periodo duraba varios días y con mucho dolor, tanto que a veces no podía levantarse de la cama para ir a trabajar. Era una suerte que el jefe y ella tuvieran una intimidad clandestina porque cualquier otro la hubiera despedido de inmediato. Él temía que estos privilegios lo delataran, pero siempre daba el brazo a torcer: la había visto en una ocasión durante esos días y había comprendido que no se trataba de una exageración femenina. Ni una alta dosis de ibuprofeno le hacía efecto: sólo podía acostarse boca arriba y rogar porque todo terminara pronto.

En realidad, este tipo de molestias sólo era un poco raro porque no se deformaban hasta convertirse en las puntadas usuales. Más bien era un murmullo tibio interno que parecía enroscarle los tubos de Falopio.