jueves, 26 de marzo de 2009

Hotel

Se mira al espejo mientras se lava los dientes. Escupe y continúa. Escupe de nuevo y ahora se cepilla la lengua, para asegurarse un buen aliento en las próximas horas. Pero todavía no desayunó y tendrá que volver enjuagarse la boca. Escupe por última vez, se lava un poco la cara de dormida, se seca con una toalla de lino limpia que le dejó la housekeeper del hotel.
Se despertó hace pocos minutos. Estaba desorientada, sin reconocer la habitación. Por un largo rato supo que estaba en un hotel, pero no podía recordar de qué país o ciudad se trataba, ni para qué se encontraba allí. Recién pudo hacerlo al mirar la mesita de luz y encontrarse con la llave del hotel. El llavero es enorme: pesa cerca de tres kilos. Metal fundido con la fachada y el nombre del hotel bien moldeados. Está en Madrid para reunirse con un productor. Llegó ayer de Inglaterra y se quedará allí tres días.

miércoles, 18 de marzo de 2009

La espera

Estábamos reunidos y si bien la situación se había degenerado en algo así como una fiesta, sabíamos que nos iban a venir a buscar. Expectantes, bebíamos para matar el tiempo, nos reíamos de lo que podíamos. Algunos ya estaban borrachos cuando se acercaba la hora. Se tambaleaban sobre sus pies, se abrazaban, algunos lloraban sin hacer ruido. Uno comenzó a vomitar amarillo. Vomitaba dentro de una botella y luego bebía de ella para vomitar más fuerte. Nos encontrábamos en una pendiente y el líquido corría hacia abajo. Mi grupo se movió de lugar porque el olor llegaba directamente hacia donde estabamos. La lucidez era un elemento importante, teníamos que estar atentos a cualquier cosa. Dejamos de beber todos al mismo tiempo, alertados de que ya había sido suficiente para uno, y era suficiente para todos. Íbamos a tener que correr, escondernos, pelear en el peor de los casos. Si caíamos en sus manos, estaríamos lo suficientemente mareados como para no sufrir tanto. No sabíamos por dónde llegarían, de modo que no podíamos hacer otra cosa más que esperar, y estar listos para echar a correr hacia donde se pudiera, cada uno por su cuenta.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Las diosas también cagan (parte 5 FINAL)

Desde esta humilde redacción se hace un llamado a la solidaridad, instando a que esta noche en Plaza de Mayo las familias entreguen a sus niñas en un rito de sacrificio, para que las Diosas en Ropa Interior, confundidas, crean que se espera de ellas que se las lleven al mundo del otro lado, y así se sientan exitosas en esta misión que en verdad nunca tuvo gollete. Consideramos que en el mejor de los casos nuestra ciudad será liberada; y tal vez estas hijas de la nación tengan suerte y puedan comenzar a formar parte del mundo de las Diosas en Ropa Interior.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Las diosas también cagan (parte 4)

El problema de primer orden que ha surgido del “destape” de estas Damas Todo Poderosas es el aseo: defecan en los areneros de las plazas o en la costa del Río de la Plata. A veces la urgencia (a causa del cambio de dieta) las obliga a hacer en el techo de los edificios, o en el camino al Río (siendo nuestro entrevistado, José Guerra, uno de los mayores damnificados hasta el momento). En lo que concierne al pis, también lo hacen en el Río, en las piletas de la Costanera o, porque no, en las calles con pendiente (para hacer de esas cataratas amarillas que las pone tan a gusto). Reconocidos ecologistas de profesión sostienen que, de continuar estas aberraciones por más de 24 horas, el olor será intolerable y las enfermedades, virtualmente incurables. Han sugerido la utilización de máscaras de gas, tanques de oxígeno o, en su defecto, barbijos. En Ezeiza y Aeroparque se ha detenido el servicio de todas las aerolíneas, por temor a que alguna Diosa confunda los aviones de línea con un juguete.