sábado, 2 de febrero de 2008

La sentada hippie que no dio resultado

Durante el primer año de ausencia se especuló mucho. Algunos diarios decían que la Musa había muerto; otros, que se había enamorado. El Ministro de Cultura de la Nación, preocupado por un recorte presupuestario en su área, organizó una vigilia frente a la casa de La Musa. Cortaron la calle por seis meses, con gigantes carpas blancas donde se reproducían escenas que intentaban ser similares a las típicamente norteamericanas de los años sesenta. Se les fue la mano en la conmoción de la nostalgia por el pasado: volvieron a las guitarras criollas, las margaritas en el pelo, hombres y mujeres y niños con ojos semi-cerrados, los dedos en V, contoneando los cuerpos al ritmo de la música. Durante el día pintaban carteles cada vez más grandes que tapaban la vista desde la casa de las Madres, incluso si intentaban asomarse desde el segundo piso.
Ninguna de las mujeres se atrevió a salir por un largo período de tiempo.

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