sábado, 3 de mayo de 2008

Los libros

Abro el bolso para controlar que estén todos los libros. Voy por el octavo cuando el colectivo llega.
-Buenas. Noventa, por favor.
Saco el boleto, avanzo con el envión del colectivo que arranca y a los pocos pasos debo detenerme por la cantidad de gente. Aprovecho para revisar que no olvido nada. Cuando bajan algunos, sigo hasta llegar al fondo con la esperanza de que alguien me ceda el asiento. Podría decir que estoy embarazada: a los tres o cuatro meses no se nota, y menos con la cantidad de ropa que llevo puesta. Pero hacer algo así me daría pudor. Dejo el bolso ente mis piernas y tomo el caño que pasa sobre mi cabeza. La mochila también pesa, pero prefiero tenerla colgada para no maniobrar. Debo andar a medio comino. A pesar de que a esta hora ya no se ve casi nada, conozco el viaje y no es largo. Ya hice este recorrido varias veces, con la diferencia de que hoy está oscuro. Además, llevo mucho peso: veinte libros para devolver.

2 comentarios:

Pablo Calvillo dijo...

que pasa despues???? no nos dejes asi con esta duda!

Bichochán dijo...

tendrán que esperar hasta la próxima entrega, la semana que viene, niños y niñas del mundo bichochán.