viernes, 7 de noviembre de 2008

Mala Idea (parte V)

Dividimos los cartoncitos y adentro.
Nos pasamos la primer hora bebiendo y conversando. La segunda hora empezaba a correr y comencé a sentir los efectos del ácido en los brazos y las piernas. Las sentía ligeritas y flexibles como la goma. Qué bien, qué bien. Me estiraba como desperezándome y podía sentir que me acercaba al techo y lo rozaba. Seguí tomando vino, que era como un líquido de terciopelo que suavizaba todo lo que tenía para decir. Los invitados dos y cuatro conversaban sobre música mientras no tenían éxito en la empresa de buscar una estación de radio que no tuviera interferencia; el invitado cinco leía los imanes de la heladera y se reía solo; el invitado tres trataba de convencer al uno sobre la indispensabilidad de que éste le diera un masaje en los pies. El roommate seguía recostado contra la pared del fondo, sumergiéndose en las penumbras a medida que avanzaba la tarde y se acercaba la noche.

0 comentarios: