miércoles, 25 de febrero de 2009

Las diosas también cagan (parte 3)

Estas damas semidesnudas, que siempre nos han observado desde el otro lado de los carteles, han decidido salir. Primero lo hizo Araceli Gonzáles, para ser seguida por la rubia de Vitamina, que instó al resto para que bajaran a reclamar lo que les corresponde. Qué cosa les corresponde es algo que todavía no han pronunciado: por el momento algunas se entretienen utilizando automóviles como patines en las afueras de la ciudad; otras están a cargo de la recolección de hojas verdes lo suficientemente grandes para alimentar al resto; y, de acuerdo con los enviados especiales, Araceli se encontraría sentada en el Planetario (convencida de que es su trono). Se estima que ella sería la nueva líder en esta invasión de Diosas en Ropa Interior.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Las diosas también cagan (parte 2)

De acuerdo con nuestras fuentes, a las 10 de la mañana se despertaron las Diosas en Ropa Interior: esas gigantes que parecen fotografías, sentadas en los carteles que bordean las autopistas, y que colman cada calle con diferentes anuncios de la más variada relevancia. Por fin han decidido intervenir en la realidad que hasta el momento habíamos controlado nosotros, los pequeños. Hasta el momento no han hecho reclamos ni han pedido nada, pero siguen merodeando por las calles de Buenos Aires, aplastando árboles como a cucarachas, pateando monumentos, pegando tremendos saltos que sacuden la ciudad de un modo que no se había sentido antes. La población ha buscado refugio en los domicilios particulares ya que los mismos todavía no han sido vulnerados. Se espera que el gobierno tome acción en la causa y defienda a los pequeños de la omnipotencia de las Diosas en Ropa Interior. Aparentemente, la presidenta estaría comenzando a esbozar un plan de conversaciones progresivas junto con su equipo especial de situaciones de riesgo bizarro (que no habría sido convocado por más de ochenta años, motivo por el cual quedan pocos titulares vivos. Según allegados, pocos de los que quedan recordarían los procedimientos formales de sus tareas).

miércoles, 4 de febrero de 2009

Las diosas también cagan (parte 1)

Algunos vieron el acontecimiento desde sus autos; otros desde el mar; otros desde el cielo (del avión que había despegado de Aeroparque con destino a Chubut a las 10.15) y hubo pocos testigos peatonales (todos corrieron a esconderse en la planta baja de los edificios, en los desagües, bajo los puentes o en las bocas del subte). Aquí reproducimos el relato de un hombre que conducía su automóvil hacia su oficina, situada en la capital:
“Esteeee, venía por la Lugones, ¿no? O más bien la Cantilo, ahí, entre Aguas Argentinas y Aeroparque, siempre me las confundo... y así, de la nada, se me cae un pedazo de cielo sobre el capot. Decí que tengo buenos reflejos y pude manotear las balizas y frenar de a poco sin que se me descontrolara el auto. Tenía el parabrisas tapado con algo que a primera vista me pareció barro, pero que pronto supe, era mierda. ¿Y cómo lo supe, me preguntará? No, no soy tan asqueroso como para tocarlo: con el olor que invadió el auto a los pocos segundos de caer la mierda, ahí supe. Mierda que cayó del cielo. Me dio tanto miedo de que me cayera un sorete en la cabeza que no me atreví a salir. Imaginate salir en los diarios Hombre muere aplastado por un sorete gigante.” Así relataba lo sucedido José Guerra, que permaneció en el coche unas cuantas horas antes de que se decidiera a continuar su camino, sacando la cabeza por la ventanilla para poder observar por dónde iba y evitar un accidente.