lunes, 15 de febrero de 2010

Olvidable (parte 6)

Salí del ascensor como si hubiera salido a la superficie de una pileta después de aguantar la respiración durante largos minutos. El aire afuera estaba fresco, como si la noche estuviera cayendo. Calculé que debían ser no más de las cinco. Me sostuve del techo del ascensor para aliviarle el peso al pelirrojo. No se veía nada, ni un rayo de luz que llegara de algún lugar habitado, sólo el que rebalsaba del agujero del que yo salía. Tenía ganas de gritar y pedir auxilio, pero por algún motivo me contuve. Miré hacia abajo: el pelirrojo tenía la cara que parecía que iba a explotar, pero no me decía nada, ni me miraba. La misma cara que puso Mario, la vez que tuve la idea de que nos escapáranos por la ventanita del baño. Yo fui primero. Martina no tenía fuerza para sostenerme. No quería quedarme solo en el baño y tener que dar explicaciones, si los otros lograban escapar. Al final tuvimos que rendirnos porque me encontré con que la ventana daba al vacío.

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