viernes, 31 de julio de 2009

después del intervalo (parte 2)

Mientras bajo, me miro al espejo del ascensor de reojo como si alguien pudiera verme desde una cámara imperceptible, traicionandome sólo a mi misma, aunque crea que es mucho más que eso. Me repaso los labios con el brillo rosado y salgo a la calle como si estuviera acostumbrada al vestido sin corpiño y a los zapatos que hacen “clic clac clic clac”. (Casi sin querer aceptarlo me encuentro disfrutando de la sensación de la madera contra el piso de la planta baja y la vereda).
En el borde de la calle me aliso el vestido mientras espero un taxi libre. Me rodeo con los brazo como si hiciera frío, paso el peso de mi cuerpo de una a otra pierna cada cinco segundos sin realmente intentar controlarlo. Es natural: cuántos años hace que no salgo con mi prima. Me suelto la cintura y controlo que el pelo siga en su lugar. Corre un viento que es menos que viento y por fin llega un taxi.

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