miércoles, 18 de marzo de 2009

La espera

Estábamos reunidos y si bien la situación se había degenerado en algo así como una fiesta, sabíamos que nos iban a venir a buscar. Expectantes, bebíamos para matar el tiempo, nos reíamos de lo que podíamos. Algunos ya estaban borrachos cuando se acercaba la hora. Se tambaleaban sobre sus pies, se abrazaban, algunos lloraban sin hacer ruido. Uno comenzó a vomitar amarillo. Vomitaba dentro de una botella y luego bebía de ella para vomitar más fuerte. Nos encontrábamos en una pendiente y el líquido corría hacia abajo. Mi grupo se movió de lugar porque el olor llegaba directamente hacia donde estabamos. La lucidez era un elemento importante, teníamos que estar atentos a cualquier cosa. Dejamos de beber todos al mismo tiempo, alertados de que ya había sido suficiente para uno, y era suficiente para todos. Íbamos a tener que correr, escondernos, pelear en el peor de los casos. Si caíamos en sus manos, estaríamos lo suficientemente mareados como para no sufrir tanto. No sabíamos por dónde llegarían, de modo que no podíamos hacer otra cosa más que esperar, y estar listos para echar a correr hacia donde se pudiera, cada uno por su cuenta.

0 comentarios: